Voy a ser sincero: antes era muy emocional, apostaba por mis favoritos y luego me angustiaba. Ahora lo hago más sencillo: separo las emociones de la preparación. Antes del partido, miro un par de métricas básicas (tiros, xG, forma, alineación, motivación) y, una vez que empiezo a verlo, me permito disfrutar como un aficionado. Si en la empresa hacemos pronósticos amistosos o promociones, siempre repaso las reglas: plazos, cuotas mínimas, wager, mercados limitados. En este sentido, me ayuda la selección de bonos de apuestas, donde te recuerdan convenientemente los matices y que es mejor fijar el presupuesto de antemano. Así, el azar no se come el placer, y las estadísticas siguen siendo una pista, no un dictador.